- Un recordatorio a nuestros discípulos y discípulas.
Altar Familiar: para malcriar un niño, solo hay que criarlo mal.
Congregarse en parte del proceso. 1ra
parte.
Una de
las partes del proceso por el que debemos proponernos llevar a las personas que
ganamos para Cristo es lograr que se congreguen con regularidad.
Lamentablemente en este tiempo muchos cristianos han dejado de darle importancia a la
necesidad y obligación que tenemos de congregarnos, por eso en este boletín y
el de la semana próxima desarrollaremos este tema tan importante y confrontaremos algunos de los pensamientos
o argumentos que se dan para justificar estas prácticas. Algunos cristianos
piensan que da lo mismo ir a la reunión o
quedarse en la casa, porque el Señor los conoce y ellos conocen al Señor. Así,
por ejemplo, dicen que cumplen con el Señor en sus casas porque allí oran, leen
la Biblia y hasta cantan, bien sea solos o junto con su familia a la que
también han contaminado con este pensamiento; y solo cuando el Señor se los
hace sentir envían ofrendas o diezmos a quien el mismo Señor les ponga en su
mente o corazón, bien sea a una iglesia, un ministerio o algún necesitado
(persona o institución). Otros están sustituyendo la congregación por la televisión cristiana;
inclusive se atreven a decir que eso es
voluntad del Señor, porque así no tienen que correr los riesgos
o peligros que siempre encuentran en las calles; además dicen algunos se
pueden escuchar variedad de mensajes y los predicadores son mas internacionales
que los que tenemos en las congregaciones. Hay los que inclusive sus ofrendas y
los diezmos se los envían a las televisoras o a las cuentas de los telepredicadores.
Ante esta manera de pensar queremos hacerles unas consideraciones: la Biblia, la
palabra de Dios siempre ha sido la que inspira nuestra fe, conducta, doctrina,
valores y pensamientos. Y ni un pasaje de la escritura respalda las costumbres
descriptas antes bien nos amonesta a través del apóstol Pablo: “no dejemos de
congregarnos como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y
con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca”. Obedeciendo a esta
palabra te animamos a que no permitas que estas actitudes y pensamientos
erróneos tengan lugar en tu mente ni en tu casa, y que empieces a congregarte fielmente si no lo
estás haciendo. El Señor Jesús asegura su presencia cuando varios están
congregados, en el poder del acuerdo y les promete concederles cualquier cosa
que le pidan. Mateo18: 19, 20. Dios revela el interés de que su pueblo se congregue para que aprendan a
respetarle a EL y a su palabra; y esto
no ha cambiado. Deuteronomio 31:12. En todo momento, las sagradas escrituras
destacan el gran significado que tiene para Dios el ver a sus hijos juntos,
congregados en el lugar donde unen sus voces, sus canticos y oraciones para adorarlo; por eso Dios compara a su
iglesia con un cuerpo donde todos sus
miembros se unen , se apoyan, se ayudan
para crecer. Hechos 4:31: Isaías 43: 9;
1 Cor. 5:9; 1 Cor 14:23,25; efesios 4:
11, 12,16. Los salmos exaltan el gran valor de que la gente se
congregue y juntos alaben al Señor. Salmo 133:1,3 “Mirad
cuan bueno y cuan delicioso es, habitar los hermanos juntos en armonía”. Salmo
84: 4 “Bienaventurados los que habitan en tu casa, perpetuamente te alabaran” Salmo 27: 4. Salmo 122: 1; salmo 135:2.
Congregarse es una necesidad, una demanda de Dios y una obligación.
Un
recordatorio a nuestros discípulos y discípulas.
Oración de madrugada, Código 1260, Poder del 1, declaraciones y
decretos proféticos, Congregarnos, Células de Discipulado y Crecimiento, Altar
familiar, Células Oiko, Casas de Paz, Células de Mercado, Ganar y Consolidar,
Sembrar, Operación 72, Escuela de Líderes, Esformi, siguen vivos; el pensamiento de crecer,
multiplicarse, poseer, conquistar y gobernar siguen vigentes y activos en medio
nuestro, por lo tanto debemos seguirlos aplicando y desarrollándolos en todo
tiempo.
Uno de los grandes errores que muchas veces cometemos es el de dejar de darle continuidad
a los proyectos emprendidos y a las estrategias que el Señor nos ha dado,
olvidándonos que precisamente de esa continuidad, de esa persistencia, depende
el éxito de los programas con los cuales estamos trabajando en la visión misión
que el Señor nos ha dado. Como decíamos
antes, en referencia al tema de congregarnos, no demos lugar a pensamientos erróneos
o de dudas sobre la palabra recibida; dudando de que lo que estamos haciendo nació en el
corazón de Dios, no confundamos ganar, consolidar, discipular y enviar como “una moda mas”, que “ya nos cansaremos de
hacerlo y volvemos a la vida normal de la iglesia” ( llamando “vida normal de
la iglesia” el solo ir a congregarnos una o dos veces por semana, cantar, orar,
ofrendar, oír el sermón y volver a las casas y quehaceres de la vida diaria,
sin adquirir ninguna clase de compromiso con el Señor, con la iglesia, con la
evangelización, con los perdidos. Todo esto es necesario hacer, pero sin desenfocarnos de Mateo 28: 19- 20). Para todas las edades y
etapas de la vida, Dios nos tiene
preparado un lugar y un propósito que cumplir con la misión y visión:
niños, adolescentes, jóvenes, adultos mayores, matrimonios, todos podemos
trabajar por la visión que nos dio el Señor, por supuesto, no haciendo todos
las mismas actividades sino cada uno según sus dones en el lugar que Dios le
preparó y en su llamado específico. Dios no se equivoca, si nos llamó a caminar
en la visión, es porque todo este tiempo
nos estuvo preparando para hacerlo. Por eso hacemos un llamado a estar
pendientes y usar todas las herramientas que Dios nos ha dado, de respetar los
procesos, de ser fuertes en ganar y consolidar, de no cansarnos de hacer siempre
esas cosas sencillas que practicamos ( llamada y mensaje de texto a tus
discípulos) o aquellas que nos demandan salir de nuestra comodidad, como es
tomar responsabilidad y el privilegio de visitar y discipular a otros y de ser
discipulado: porque de estas cosas depende que logremos alcanzar las metas
propuestas. (Trabajar sin metas es trabajar sin visión). Recordemos lo que está
escrito en Hebreos 10: 38 y 39: “Mas el justo por la fe vivirá; y si
retrocediere no agradara a mi alma”. Pero nosotros no somos de los que
retroceden para perder, sino de los que tienen fe, una generación de propósito,
de identidad sana.
Alta
Familiar. Para malcriar un niño, solo hay que criarlo mal. Prov.
22:6: “instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo
abandonara”. El carácter de una persona es dado en gran parte por la manera
en la que se crio. La malcriadez es un término muy usado dentro del ámbito
familiar; se escuchan expresiones como estas: “ese muchacho sí que es
malcriado” o “a esa niña la tienen demasiado malcriada” cuando se observa una
conducta “mal educada” o cuando es muy consentido, por ejemplo: se tira al
piso, patalea, hace berrinches, saca la lengua burlonamente, llora mucho y
grita; pellizca, muerde y golpea a otros niños, falta el respeto a padres y
maestros; habla impulsivamente, voltea los ojos, etc. Los juicios en cuanto a
esto, generalmente se emiten sin tomar en cuenta que han hecho o que no han
hecho los padres en cuanto a la crianza de esos niños, es decir, ¿fueron ellos
los responsables de esa conducta? ¿Tiene que ver la forma de crianza con la
malcriadez? Si bien entendemos que los niños en sus primeros meses de vida no
pueden manifestar un hecho claro o una conducta de “malcriadez” porque no están
todavía en la capacidad de pensar y desarrollar ciertas predisposiciones,
sabemos que desde que ellos nacen marcan un carácter de dominio y control que
debe ser canalizado por los padres con mucha cautela y dedicación. En la medida
en que el niño avanza en su desarrollo, se va codeando con un medio ambiente
del cual toma y aprende de acuerdo a la libertad que se le vaya dando y, por
supuesto, de acuerdo a su capacidad motora; por eso es necesaria la observación
y dirección sabia de sus padres en todo el desarrollo y evolución de los hijos.
¿Por qué un niño puede ser malcriado?
-
Porque
desde pequeño se le consintió en todo o casi todo.
-
Porque
desde siempre los padres alimentaron cierta cosas en cuanto a su físico o
intelecto, gustos, o preferencias, creándole un pensamiento de “único” o “el
mejor”.
-
Porque
cuando le grito al padre o a la madre o dijo una grosería, lo tomaron como algo
gracioso.
-
Porque
no se le corrigió cuando le pego en la cara al adulto , padre, abuelo, tíos (
los bebes a veces toman esta costumbre de pegar o morder) también esto se toma
como algo gracioso o no se le corrige porque dicen “ es chiquito todavía y no
sabe los que hace”
-
Porque
no se le corrigió con firmeza desde pequeño; porque ambos padres no se pusieron
de acuerdo en la corrección un padre anula la corrección de la madre o
viceversa, quitándole autoridad delante de sus hijos. El niño crece pensando
que el bien o el mal, depende de quién corrige si el papa o la mama, o que
puede evitar las consecuencias de sus
acciones manipulando a uno u otro. Ante
todo esto recordemos que es en la BIBLIA donde debemos fundamentarnos como
cristianos: ¿Es sabia esta conducta? ¿me acerca o me aleja del `propósito de mi
vida?
-
Porque
se le dejo mucho tiempo solo y no se le dio el verdadero o suficiente afecto;
al contrario se le ignoro y/o maltrato. Ignorar un niño es maltratarlo.
Los
niños malcriados son en general, niños maltratados y potencialmente
adolescentes y jóvenes conflictivos, susceptibles de los engaños y artimañas
del sistema del mundo. los padres están para formar el carácter de los hijos, y
no para alimentarles fantasías, o hacerles creer que ellos son mejores o
superiores a los demás. Así como Santiago dice que debemos refrenar nuestra
lengua aunque sea un fuego, un mundo de
maldad, también debemos ejercer el control sobre las conductas y formas de ser
de nuestros hijos. Pidamos la sabiduría a DIOS, la ayuda y la guía del Espíritu
Santo para corregir en amor, separando la conducta incurrida que se debe
corregir, de la calificación o descalificación
a la personas (no se debe etiquetar a una persona, por un error de conducta,
recordemos que hay vida en las palabras y también puede haber muerte), siempre
miremos lo que Dios dice de sus hijos y corrijamos todo aquello que nos aleja
de los que Dios dice de nosotros. Jesús dijo: “Dejad los niños venir mi y no se
lo impidáis; porque de los tales es el reno de los cielos”. Consejo para los padres: no les
impidamos a nuestros hijos madurar, recuerden que el reino es para los niños,
no para infantiles. Enseñemos desde pequeños a respetar los mobiliarios de la congregación, porque es
la casa del Señor. Aprovechemos las
clases bíblicas. Ofrezcámosles la mejor educación y formemos un carácter que
les permita ser respetuosos, obedientes, y niños que manifiesten el reino de
Dios.